sábado, 25 de junio de 2016

¿La prostitución un trabajo?



La prostitución es una escuela de desigualdad humana

La prostitución es un fenómeno a nivel mundial que afecta a millones de personas especialmente mujeres. Hoy, después de mucha reflexión y análisis, queremos abrir un debate ignorado prácticamente por todos en nuestro país, tanto por nuestros políticos como por los ciudadanos de a pie. Hay distintas perspectivas de las cuales partir para definir este concepto, nosotras como mujeres y ciudadanas definimos  la prostitución como un forma estructural de violencia contra la mujer.  

“La prostitución no es una expresión de libertad sexual de la mujer, sino que tiene que ver casi siempre con la violencia, la marginación, la dificultad económica y la cultura sexista y patriarcal. De acuerdo con estas tesis, la clave para enfrentar el problema pasa porque la sociedad recupere su capacidad de indignación ante esta forma de esclavitud que es la prostitución. La mayor parte de las prostitutas son mantenidas a través de la fuerza premeditada y el abuso físico pero, a menudo, éste es el resultado del abuso sexual y emocional previo, privaciones y desventajas económicas, marginalización, pérdida de identidad, manipulación y decepción” (UNESCO). Éste sector oculto y clandestino, se desarrolla en distintos niveles y contextos y está vinculado con el nivel socioeconómico y educativo  de las mujeres que la ejercen.  Es un fenómeno estructural donde casi todos los clientes son hombres y casi toda la mercancía es una mujer tratada como objeto, se trata de un ejemplo de desigualdades de género que se han ido perpetuando.


La abolición no garantiza que se extinga la prostitución a corto plazo,pero nos ayuda a crear un marco legal que protege a las personas que la ejercen, viéndolas como lo que son en la mayoría de los casos, víctimas. La abolición nos ayudaría también a  crear una conciencia social identificandolo como lo que es, un problema que afecta a millones de mujeres.
Nos ayudará a reeducar a la sociedad acerca de la sexualidad de hombres y de mujeres y no sólo de la sexualidad sino también y quizás más importante de las relaciones entre hombres y mujeres.
Desde nuestra perspectiva, la sociedad y nuestros gobiernos debemos priorizar a la hora de tomar una decisión sobre cómo tratar este problema, es por esto, que entendemos que no podemos favorecer la voluntariedad de unas pocas mujeres que ejercen la prostitución por decisión propia a cambio de el sufrimiento de millones de personas que involuntariamente se dedican a la prostitución o que ejercen éste mismo en contra de voluntad( al caer en redes proxenetas). Pensamos que ésta es una de las claves para abordar este tema, el bien común (de millones) debe prevalecer sobre la libertad individual (de unas pocas).    
Por muy legal que sea,  nadie quiere que su madre sea prostituta, ni su hija, nadie quiere ser tratada como un objeto  
¿Acaso  tenemos que redefinir nuestro concepto de sexualidad?
La sexualidad femenina y masculina vista desde una marco más holístico y bio-psico-social,  
Debemos empezar a educar a nuestra infancia en educación sexual y emocional como forma   de empoderamiento de nuestra sexualidad y como forma de integración afectiva en el caso de los hombres. Nuestra sexualidad no es un comercio, no es un negocio, donde los hombres tienen el poder y licencia para  comprar  e incluso vender como lo estamos viendo ahora mismo.
Como bien sabemos estamos ante un problema masculino, que existe por la fuerte demanda de un sector, entonces estamos obligados a sentarnos a debatir profundamente sobre el tema y redirigir nuestra postura. Para llevar a cabo este reto está claro que es imprescindible hacer partícipe al colectivo de mujeres que ejercen la prostitución, ya que hemos recabado muchísima información, pero la mayoría de ella, son estudios e investigaciones donde no se ha contado con su voz y su voto. Somos conscientes que nuestra postura parte de una visión feminista tradicional, ya que por una parte queremos entender el problema que azota a las mujeres, pero por otro lado no logramos ni podemos ver la prostitución como un trabajo digno, donde se puedan gozar de los derechos básicos, visión que defienden actualmente muchas mujeres feministas, desde una postura reivindicativa de descriminalización de la prostitución y por tanto del reconocimiento de sus plenos derechos, como una opción laboral más, su lucha para que las trabajadoras sexuales reciban lo que se merecen como ciudadanas y como mujeres.  No podemos pasar desapercibidos su objetivo desde el movimiento: "La promoción de políticas que reconozcan LOS DERECHOS HUMANOS de las trabajadoras sexuales” y para ello se requiere el reconocimiento de la prostitución como un trabajo en toda regla.

  
Desde la asociación factor humano creemos que es necesario una alianza entre las mujeres para ir más allá del análisis del problema, la constitución Española define en su artículo 35 que  “los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”. Simplemente, no se puede llamar trabajo digno cuando tu relación laboral vulnera tus derechos fundamentales, para categorizar la prostitución como un trabajo digno sería necesario gozar de la libertad de elección, sin embargo, estamos hablando  que el 90% de las mujeres ejercen la prostitución en contra de su voluntad frente a ese 7% de mujeres que sí eligen estar ahí, por tanto no se puede promocionar o buscar el reconocimiento de este trabajo cuando en realidad es una forma más de violencia contra la mujer.
Es necesario un pacto en común, nosotras no podemos dividirnos entre las buenas y las malas, entre las que estamos a favor y las que estamos en contra porque todas y todos tenemos que tener un claro y único objetivo, respetar los derechos humanos y acabar con cualquier forma de violencia física o psicológica. Debemos neutralizar el capitalismo, el neoliberalismo,  donde todo tiene un precio.

Urge además de un pacto, una ley específica  que trabaje para proteger a la mujer de caer en redes proxenetas y a la vez contemple medidas para erradicar la pobreza femenina que en muchos casos lleva a mujeres a elegir involuntariamente la prostitución como única opción a sus problemas económicos.