miércoles, 23 de marzo de 2016
Un mundo global
Hablamos una lengua, el español, que es una forma de lengua románica, al igual que el francés, el italiano, el portugués o el rumano. El español contiene unas palabras conservadas directamente del latín, pero también expresiones del árabe y de las lenguas de los pueblo indígenas americanos. Nuestra religión mayoritaria es el cristianismo que viene de Palestina con distintas formulaciones (catolicismo, protestantismo) las cuales se han desarrollado en Italia, Alemania...La biblia católica ha sido traducida en parte del hebreo y en parte del griego. Bebemos café que es un producto originario de Etiopía y adoptado en Arabia, tomamos té descubierto en chica, cerveza elaborada por primera vez en Mesopotamia o Egipto, licores inventados en Europa medieval. Nuestro pan y los alimentos procedentes de animales domesticados en Asia; nuestras papas, trigo, tomates y judías fueron utilizadas por los indígenas americanos: así como el tabaco. Escribimos una variante etrusca-románica de las formas griegas de un alfabeto inventado en Fenicia por un pueblo semita a partir de los signos de una escritura no alfabética; la primera impresión en papel se realizó en Alemania, sobre papel elaborado por primera vez en China.
(Kroeber, A.L.(1979). Schooling and citizenship in a global age. Social Studies Development Center, Indiana University. Texto traducido y adaptado)
Nos encontramos en un mundo global no sólo por la economía, también por la herencia cultural que hemos creado entre todos. Trabajar en fortalecer nuestra identidad como ser humano es un reto que debe de empezar desde las instituciones públicas nacionales e internacionales, pero también desde cada uno de nosotros. La diversidad cultural no es algo nuevo, siempre ha estado ahí, es el momento de humanizar positivamente la convivencia, respetando los derechos básicos de los demás y haciendo respetar los nuestros. Los derechos humanos son las condiciones instrumentales que permiten a las personas su realización, una vida digna, sin distinción de raza, sexo, condición social, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole.
Lamentamos enormemente la masacre ocurrida ayer en Bruselas, el dolor de los refugiados de Siria y todo acto de violencia y guerra que destruye ilusiones y vidas.
miércoles, 9 de marzo de 2016
Soy feminista, soy femenina, soy mujer…soy un ser humano.
Una mirada del feminismo desde la plena humanidad:
La palabra feminista tiene una connotación estereotipada
negativa, pero realmente ¿Qué significa ser feminista en el contexto actual? ¿Por qué la sociedad patriarcal se
empeña en categorizar a las mujeres feministas como mujeres que rechazan a los
hombres, solteras y sin familia? ¿se
podría decir que ser mujer feminista en los tiempos actuales es sinónimo de una
mujer infeliz? La sociedad se sigue
equivocando en muchos aspectos, empezando porque la gran masa asigna el
feminismo como el antónimo de machismo. No sé cómo lo ha logrado, pero ya son
muchas personas que confunden el movimiento feminista con el autoritarismo
hacia los hombres o con la misandria (hembrismo).
El feminismo es la
lucha por la igualdad entre mujeres y hombres. Nancy Cott1
define feminismo: "creencia en la importancia de la igualdad de género,
invalidando la idea de jerarquía de género como concepto construido por la
sociedad"
Tal es la complejidad en la que nos encontramos que aún “el género” sigue marcando la vida de miles
de mujeres. Enseñamos a las niñas a caer bien, pero a los niños no.
Nosotras debemos gustar a todo el mundo, pero sobre todo a los niños. La sociedad polariza las
diferencias biológicas que existen entre hombres y mujeres y no nos estamos
dando cuenta de ello, nos prescribe como
tenemos que ser las mujeres, que funciones debemos realizar, nos asigna un rol
y por tanto las expectativas sociales que debemos cumplir, sino es así entonces
pagaremos socialmente las consecuencias2. Etiquetas negativas con
gran impacto en nuestra salud mental
Las personas nos hemos cansado del
patriarcado entre otras cosas porque no resuelven los problemas más graves de
la sociedad, como las guerras, la injusticia social, la deforestación, la
desigualdad, el hambre etc. Nos hemos cansado de su inagotable ansia de poder y
de su modelo sin solución a los cambios actuales. Para llegar a un mundo más justo necesitamos
trabajar desde la identidad del ser
humano y no desde el rol de género. El mundo necesita personas más
inteligentes, más creativas, más innovadoras, y para estas cualidades no hay
hormonas masculinas ni femeninas2 que se sepa. Desarrollar nuestras capacidades implica
conocer más fortalezas como parte de la especie humana, una identidad global
que nos permita brillar con luz propia.
Pero ante esto las mujeres debemos darnos cuenta que las ideas de género apenas han
evolucionado. El sistema no nos permite llegar, hay barreras invisibles que
debemos empezar a derribar, empezando por nuestra propia casa, por nuestra
propia mente, nuestro sistema de valores, nuestro inconsciente colectivo. Nosotras
debemos de encontrar la manera de poder desplegar nuestras potencialidades, no
copiar los modelos patriarcales para posicionarnos en el mundo, sino
precisamente encontrar y desarrollar nuestro camino. No callarnos ante las
injusticias que nos afectan directamente a nosotras. El silencio implica tomar
parte de la continuación del machismo en las organizaciones, en el sistema y en
la sociedad en general. Hay dos formas de decidir, ya sea por acción o por omisión,
nosotras tenemos el poder de decidir. Elijamos pues el asertividad, la
conciencia plena, la inteligencia, el compromiso y el diálogo como punto de cambio
hacia la construcción de nuestra realidad. No
más abnegadas.
Entonces, qué retos debemos
asumir a nivel individual y como sociedad:
· 1. Desaprender el rol de género: desde los distintos
ámbitos: social, laboral, educativo,
privado y público.
· 2. Denunciar todo tipo de machismos (los micro machismos, machismos invisibles, etc.) de lo
contrario estaremos perpetuando este mismo como forma de vida.
· 3. Centrarnos en las capacidades y potencialidades de las
niñas y los niños, no en las expectativas sociales de estos, así no estaremos alimentando la desigualdad, ni desaprovechando el talento femenino y
su aportación al mundo. Porque no creer en los seres humanos y su capacidad para transformarse así mismo.
· 4.
Encontrar y desarrollar nuestro
propio modelo de ver el mundo, de actuar en él. Hacer nuestro propio camino,
para presidir un país, para trabajar en instituciones, en definitiva, para
triunfar. De nada nos sirve una presidenta si realmente esta copiando totalmente un modelo patriarcal.
5. Redefinir socialmente la
masculinidad y la feminidad. La sociedad ha cambiado, sigue cambiando cada día, debemos encontrar la integración del ser, del saber, y del saber hacer.
Referencias
1 Cott, Nancy (1987). The grounding of
modern feminism. Yale University
Press. pp. 45.ISBN 978-0-300-04228-3.
2 Chimamanda Ngozi Adichie (1977). Todos
deberíamos ser feministas.
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